Tribuna de la verdad.
Mensaje nocturno
1-5-2011-Prédica.
AUTOR: Jesús
Alvizures
Colección: Mi
cantar de cantares.
LA PRÉDICA DE LOS
EVANGELIOS
Frangmento.
Conceptos de Dios.
Hermanos Espirituales, ved cómo los
campos de la vida se están marchitando, porque les hace falta el calor del
amor, la sabia de la palabra que hay que poner en el pensamiento de cada ser
humano, para que engendre en su corazón el amor.
Hablo del amor inmenso de Jesucristo
mártir y vencedor en la batalla de la muerte, pues con su resurrección nos legó
un mundo libre de pecado pero, el ser
humano necio a vuelto a tomar ese eslabón que Jesucristo con su sangre
derramada en la cruz del calvario había roto.
El ser humano es así voluntarioso y
caprichoso pero esto no debe de ser así, debemos enfocarnos a amar a nuestro
Dios, a hacer su voluntad en el nombre poderoso de su hijo Jesucristo, que ve y
siente nuestros pasos, buscando en el mundo un punto de apoyo para no caer al
abismo del pecado que se gesta con pensar, ver, oír y hablar, cuatro
importantes órganos de nuestro ser a los cuales debemos enseñar a obedecer
nuestros
Mandatos…
Que son los mandatos de un Espíritu
invisible y poderoso que dentro de cada humano vive, se mueve y reclama hacer
su voluntad, Porque es el Espíritu de Dios.
No estoy presentando al hermano, a la
hermana, a la juventud, a la niñez una prédica enredada, ésta es para que todos
la entiendan y sepan que todavía estamos viviendo por la voluntad y amor de
Jesucristo, quien ha estado esperando que nos arrepintamos de nuestras malas
acciones, las cuales muchas y repetidas veces cobran vida en contra del prójimo
o de alguien más cercano el vecino y en vez de irradiar luz se irradia sombras,
opacando con ello la fuerza poderosa del amor y la bondad, la misericordia que
en nuestro ser debe de existir, para guiar a la humanidad por sabios caminos y
no por el camino oscuro del pecado, pues en éste se va al despeñadero de una fe
que se ha perdido.
Esa fe, la volvemos a encontrar si
buscamos a Jesucristo para que a través de Él encontremos la luz del
entendimiento y con esa luz hacer su voluntad, principiando por amar y perdonar
a todos aquellos que nos han ofendido, mostrando así a todos los que escuchan
la palabra que el amor y el perdón nos consagrará y nos llevará a los jardines floridos
del amor de Jesucristo.
Siembra pues para cosechar, pero no en
los surcos de la economía, siembra en los surcos del amor, del compartir el pan
con tu hermano, dale la fuerza de la palabra si ves que quiere desmayar en
ella, muéstrale el amor de Jesucristo que está en ti y veréis florecer el día
de mañana esa semilla que un día tal vez ya lejano plantaste en el corazón y
pensamiento de un ser que estaba desesperado por las penosas luchas de la vida.
Que maravilloso es hacer el bien y
mostrar al mundo que sin Cristo nada somos, con Cristo somos vencedores y habrá
en nuestro camino el derramamiento de muchas bendiciones de nuestro creador
Universal .- Dios.
Inclinemos pues nuestra cansada frente,
doblemos nuestras rodillas para adorar, para venerar a las Tres Divinas Personas que son el mismo Dios que vive en nuestro ser
y nos da la alegría de vivir.
Esa vida que cada día nace con el nuevo
amanecer el cual debemos bendecir en el nombre de Jesucristo y buscar los
senderos donde sin egoísmo se comparte todo lo que el Señor en su bondad nos ha
dado, nadie debe encerrarse a devorar el pan de la sabiduría, debe de
compartirlo para combatir la ignorancia que todavía en nuestros tiempos existe
y acrecentar así el amor en el Señor que quiere videntes que miren mas allá de
su palabra, que es alimento Espiritual.
Porque
quienes de ese alimento se sustentan, han alcanzado en parte la dirección
correcta de su vida, ésa vida que a veces sin querer arrastra aspectos de una
existencia malograda por los instintos de maldad, ésta que siempre anda en
busca de incautos que se hundan en un abismo oscurecido por las tentaciones que
al humano atacan, en una despiadada envestida para destruir los valores del
alma que representa, los poderes del Padre.-Dios
chus.alvizures@gmail.com
Jesús de Nazaret.